Nunca pensé que escribiría esta carta, mucho menos a ti, que fuiste todo y nada al mismo tiempo. Nos encontramos en un cruce extraño de la vida, donde los relojes parecían tener prisa y los días apenas nos alcanzaban para sentir.
Nos convertimos en esa historia que la gente murmura: “Se querían, pero nunca se dijeron nada”. Y ahora, aquí estoy, escribiéndote algo que jamás leerás, porque algunos amores están destinados a ser solo eso: un suspiro en medio de la noche.
Si algo aprendí de ti es que no todos los finales necesitan un punto. A veces, basta con un simple punto suspensivo…
“Algunos amores no necesitan promesas eternas; necesitan el coraje de un ‘te quiero’ en el momento correcto.”
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