🎄 El Último Regalo Bajo el Árbol 🎁
La nieve caía suavemente sobre los tejados del pequeño pueblo de Valle Sereno. Las luces titilaban en cada ventana, y el aroma a galletas recién horneadas se escapaba de las cocinas. Era Nochebuena, y en la casa de los Martínez, el árbol de Navidad brillaba con un esplendor especial.
Lucas, un niño de 8 años, miraba con emoción los regalos envueltos en papeles dorados y plateados. Sin embargo, algo lo inquietaba. A diferencia de otros años, su abuelo no estaba allí. El abuelo Tomás había sido hospitalizado semanas atrás, y aunque su madre trataba de disimular, Lucas sabía que no todo estaba bien.
—¿Podemos esperar a que el abuelo vuelva para abrir los regalos? —preguntó Lucas con voz temblorosa.
—Cariño, el abuelo estaría feliz de verte disfrutar esta noche —respondió su madre con una sonrisa forzada.
Lucas asintió, pero su corazón seguía pesado. Decidió entonces escribir una carta rápida, algo que había aprendido del abuelo Tomás: "Cuando no sepas qué hacer, escribe."
"Querido Santa, no quiero juguetes ni dulces este año. Solo quiero que mi abuelo vuelva a casa. Por favor, haz algo mágico."
Dobló el papel y lo colocó debajo del árbol, justo donde solía sentarse su abuelo cada Nochebuena.
La noche continuó. Los adultos charlaban, los niños reían, pero Lucas permanecía cerca del árbol, mirando su carta con esperanza.
Pasada la medianoche, el teléfono sonó. El silencio se apoderó de la sala. La madre de Lucas contestó y, tras unos segundos, una lágrima rodó por su mejilla.
—¡El abuelo está mejor! —anunció con voz entrecortada—. ¡Lo darán de alta mañana!
Lucas sintió que su corazón saltaba de alegría. Corrió hacia el árbol y recogió su carta, ahora arrugada pero con un brillo especial. La sostuvo contra su pecho y susurró:
—Gracias, Santa.
Al día siguiente, el abuelo Tomás llegó a casa, con su abrigo largo y su boina gris. Lucas lo abrazó tan fuerte que parecía que nunca lo soltaría.
Esa Navidad, Lucas aprendió que los regalos más valiosos no vienen en cajas ni con lazos, sino que son momentos, milagros inesperados y el amor incondicional de quienes más queremos.
Fin.
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