miércoles, 4 de septiembre de 2013

Mi primer amor en el río Tinajas

Sección: Cuentos Cortos
Mi primer amor en el río Tinajas
Por: Annesdy Tellado
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Mi nombre es Diego. Vivo en el estado de Florida, de los Estados Unidos. Tengo 16 años de edad. La historia de mi primer amor comienza en un país que es territorio americano, la Isla de Puerto Rico. En ese hermoso lugar nacieron mis padres, eso quiere decir que tengo familiares viviendo allí. Cuando llego a la Isla, me reciben muchos familiares, algunos sabían quiénes eran, otra las había visto por fotos y redes sociales. Había un muchacho que nunca lo había visto en vida, un primo lejano que se llama Juan. Me sorprendí ya que nos parecíamos físicamente, con la excepción que él tenía un bronceado natural y yo con una “jinchera” en la piel. A pesar que en Florida hace un clima parecido al de Puerto Rico, yo no me  paso metido en las playas como los llamados boricuas.
Juan administra un blog que se llama Los Mojados PR. Ellos documentan fotos  y vídeos de ríos de Puerto Rico.

 Al otro día mi primo Juan me llevó hacia dirección del pueblo Fajardo para conocer el Río Tinajas, íbamos acampar con otros componentes del grupos que ya se encontraban en el estacionamiento del lugar esperándonos. Mi primo Juan parecía ser el líder del grupo. Junto a él se encontraba Elvin y su novia Rosa. Además de Emilio y su esposa Darlene. Se encontraba en el grupo una chica llamada Katrina. Al parecer Katrina y mi primo Juan eran los únicos que no estaban aparejados en el grupo. Todos me recibieron muy bien en el grupo.

Rápidamente comencé a sacar todas las cosas de mi mochila.
-         ¿Qué haces?, – preguntó Elvin. – Juan creo que no orientaste bien a tu primo.
Cuando mi primo me ve, se comenzó a reír.
-         Estamos en el estacionamiento, - dijo Emilio, - mientras que grababa todo mi espectáculo.
Todos se comenzaron a reír a carcajadas con excepción de Katrina.
-         Recoge Diego, - dijo mi primo, - estamos en el estacionamiento.
Comencé a guarda las cosas en mi mochila, mientras que Emilio me entrega la cámara en mis manos para que los grabara mientras que documentaban lo que sería el inicio de la aventura en el río Tinajas.

Caminamos encima de las piedras, en varias ocasiones me caía de culetazo, ya mi pantalón estaba tomando el color marrón. Llegamos hasta el final, cuando observo comenzaron a subir acarrándose de las palmas y de todo lo que encontraban. Eso se produjo temor pero no quería ser el ridículo al frente de Juan y sus amigos.
Cuando por fin subimos, teníamos  que seguir caminado, pero la naturaleza que se podría contemplar recompensaba el lugar. Darlene y Emilio se quedaban atrás, mientras que Elvin, Rosa y Juan estaban al frente.

Katrina comenzó a caminar al lado mío.
-         Diego, ¿Cómo te gustan que te digan? – me preguntó Katrina.
-         Diego, simplemente Diego, - respondí con una sonrisa.
Mi primo se paró y sale corriendo hacia Katrina para ensuciarla con fango mientras que Katrina sale corriendo.

Llegamos a nuestro destino. Agua cristalina, hermoso lugar, los chicos le llamaban el Paraíso. Había una soga amarrada en un árbol donde las personas se subían para tirarse. Los chicos comenzaron a subir al árbol, mientras que Katrina se quedó abajo grabándonos. Yo tenía que lucir bien  delante de Katrina, no podía verme como un cobarde, así que suprimí mis miedos y procedo a tirarme como lo hacían los demás integrantes del grupo los Mojados. Me tiró como si fuera un clavado de olimpiadas, como si me fuera a llevar un premio, bueno si me gustaría llevarme el primer lugar en el corazón de Katrina.

Cuando caí al agua, Katrina comenzó a gritar de la emoción y me felicitaba una y otra vez de la forma increíble que me tiré.
-         Suerte de principiante, - dijo Juan mirándome seriamente. – Tirémonos de allí de la cascada de la muerte.
Era la más altas de todas, todas las chicas decidieron quedarse abajo con excepción de Katrina.
-         ¿Estás loca? – preguntó Juan a Katrina. – No te tiras de las más bajitas, te vas a tirar en está.
-         Siempre que Diego este cerca de mí, no correré peligro, - dijo Katrina.
-         No estoy de acuerdo, - dijo Juan.
-         ¿Quién tu eres para prohibir mis decisiones?
Juan se quedó callado, mirándome mal.
-         Yo me quedo, - dijo Juan.
Subimos Katrina, Elvin, Emilio y yo.
Elvin y Emilio se tiraron a la misma vez.

Katrina y yo nos tiramos luego de ellos. El agua era bien profunda, a pesar de la caída nunca sentí el suelo. Cuando estoy saliendo siento las manos de Katrina tocando mi espalda. La subía y le dije que sostuviera a mis espaldas y así estuve hasta llevarla hasta un lugar llano.
Katrina cuando llegamos al lugar llano, se vira y me besa apasionadamente, en el cual también respondí.
-         Eres mi hombre, - dijo Katrina
-         Eso es para nenas, - dijo mi primo, - me tiraré de la cascada suicida.
Los muchachos trataron de convencer a Juan que no se tirara. El argumento de los muchachos era que si la cascada de la muerte estaba profunda, la cascada suicida tenía que estar peor. Juan no escuchó, quería demostrar algo, al parecer estaba enamorado profundamente de Katrina y nunca se lo había dicho.
Se tiró de la cascada, todo el mundo comenzó aplaudirle, inclusive las personas que no andaban con nosotros. De repente una fuerte corriente vino y lo jalo, todo el mundo comenzó a gritar. Mi instinto produjo que me tirara a salvarlo. Nadando en contra de la corriente pude agarrarlo y llevarlo hacia los demás. Juan comenzó a gritar que no quería mi ayuda, me empujaba una y otra vez. Uno de esos empujones me alejó de él, logrando que el agua me arrastre a mí. Todo el mundo comenzó a gritar. Sinceramente en rescatar a mi primo me produjo mucho cansancio, no me quedaban fuerza para seguir nadando. Así que me acarre con una piedra para que el agua no me llevara. Logré mirar a los muchachos se encontraban histéricos, Juan llorando, desesperado.
Gracias a Dios, que Katrina llevaba en el bulto una soga, la sacó y  tiraron la soga, me la puse en el cuerpo, amarraron la soga de un árbol y comenzaron todo el mundo a jalar hasta que me sacaron de esas corrientes.
Juan me pidió disculpas y me abrazó.
Katrina me besó.

-         Eres mi heroína, - le dije a Katrina.

Después de esa experiencia, no quiero saber de ríos. Eso son mentiras. El río y el grupo los Mojados fueron los que me dio el privilegio de conocer el amor de mi vida, Katrina. Me tengo que regresar a la Florida, ya que se acaban las vacaciones y tengo que seguir en la escuela superior. Katrina y yo seremos novios a distancias. ¿Eso funcionará?



FIN

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